Al inicio de la cuarentena nuestros clientes tenían dudas de si abrir o no sus empresas ¿para qué abrir? ¿podré vender? ¿es posible producir?, entre otras preguntas que se hacían.
Pasado este periodo, en las semanas subsiguientes empezamos a trabajar con los gerentes y mandos medios definiendo la forma de transmitir de la mejor manera posible qué decisiones se iban a tomar, siempre asumiendo que eran pasos que se tomaban en ese momento y que podían producirse cambios de acuerdo al contexto.
Fijamos objetivos y tipos diferenciales de comunicación para los colaboradores, clientes y proveedores.
Definimos y activamos protocolos de seguridad sanitaria.
Priorizamos e incentivamos la venta online; en aquellas empresas que venían haciéndolo aún en forma incipiente pudieron tomar ventaja de ello, y tuvieron picos de ventas, incluso mayores a los alcanzados en momentos previos a la pandemia.
Aquellas empresas que no estaban enfocadas en el ecommerce fueron de a poco aggiornandose, y hoy están mejor posicionadas en sus rubros.
Las primeras, que habían sido pioneras en el marketing electrónico ya hoy están pensando en reorientarse a otros objetivos: el que vendía a mayoristas está buscando dirigirse a minoristas, y viceversa, y el que no importaba productos hoy está buscando hacerlo, han encontrado segmentos de productos que la explosión de este tipo de venta hoy les permite hacerlo.Y nosotros alentamos que sigan diferenciándose y anticipando la jugada antes que los competidores los alcancen.
Plan B