Hoy por la mañana un cliente, en nuestro segundo encuentro, me contó esta situación que está viviendo y me comentó que no sabía cómo podían avanzar.
Inmediatamente lo mire al socio que se estaba acomodando en la silla y me dijo “no es tan así”
Dejé de lado mi plan de avanzar con el relevamiento de la información económica y financiera de la empresa y les comenté lo que pensaba: si uno de ustedes quiere una cosa y el otro quiere otra distinta para la empresa, comencemos juntos nuestro proceso de consultoría pensando si logramos un acuerdo, si hay coincidencias en los primeros pasos a dar, si logramos una visión compartida de negocio a futuro, para poder acordar adonde quieren llevar a la empresa juntos.
Todas las decisiones que toman cada uno van en el sentido hacia adonde quieren llevar la compañía, por lo que ustedes están tomando y haciendo tomar a sus colaboradores decisiones en distintos sentidos, y esto puede hacer que la empresa tenga diferentes caminos posibles en su dirección.
Lo primero que les propuse es trabajar en el qué, en el sentido de la empresa, en su visión, pensar juntos adonde imaginan su empresa en un futuro cercano, y luego podemos pensar en el cómo, o sea las acciones y tareas que habría que llevar adelante para llegar a ese lugar imaginado, soñado.
La sonrisa espontánea, y sus miradas cómplices denotaron una mezcla de ganas, miedos y entusiasmo de tener la oportunidad de repensar su empresa con un facilitador y lograr tener las conversaciones difíciles postergadas por tanto tiempo
¡Vale la pena intentarlo!
Plan B